Relato Erótico: Atrapada en el Concierto
ATRAPADA EN EL CONCIERTO
Casi por casualidad, mi novio y yo habíamos
acudido a un concierto de rock, nos habían regalado las entradas a través
de un amigo. El caso es que allí nos presentamos los dos sin ser muy
seguidores de ese tipo de música.
El concierto se celebraba en un pabellón de
baloncesto, no muy grande por cierto, pero nos quedamos muy sorprendidos
cuando al llegar a las puertas había una fila enorme de gente esperando
para entrar, desde luego había más expectación de la cabría esperar.
Tanto Cesar (mi novio) como yo, no habíamos
acertado en los pronósticos del tipo de música y mucho menos con el tipo
de gente que allí se congregaba, casi todos chicos más jóvenes que
nosotros y muy distintos a
nosotros en todos los sentidos, amantes de las motos, el rock, alguna pastilla y seguro que bastante más violentos de lo que podíamos imaginar.
nosotros en todos los sentidos, amantes de las motos, el rock, alguna pastilla y seguro que bastante más violentos de lo que podíamos imaginar.
Nada más llegar a la cola uno de ellos hizo
un comentario sobre mí:
- Mira que rubita ¿está buena eh?
Me agarré fuertemente del brazo de Cesar,
sabía que se podía irritar por eso, pero muchas veces he intentado
convencerle de que no se metiera en un lío por culpa de un simple
comentario sobre mí, pero lejos de hacerme caso, se enfrentó a aquel chico
que no debía tener más de 17 años.
- ¿qué te pasa a ti gilipollas? -le dijo en
tono amenazante muy propio de su chulería.
El chaval y los que estaban alrededor se
rieron. Parecía inevitable que aquello acabase en bronca y volviendo a
tomar a Cesar por el brazo tiré de él hacia dentro del pabellón intentando
poner fin a lo que se avecinaba. Aún podían oírse las risas de aquellos
chavales cuando desaparecíamos entre la gente, afortunadamente no pasó
nada más.
Yo le dije a Cesar que no hiciera tonterías,
que sabía lo hombre que era y que no tenía que demostrármelo, que
enfrentarse a esa gente traería problemas para él y nada más, así que
sería mejor divertirnos y disfrutar del concierto.
Al final pudimos entrar en el abarrotado
pabellón en el que no cabía ni un alma más, estábamos tan apretados que
podía olerse la humanidad y el calor se cortaba con cuchillo.
Desde luego no encajábamos para nada en ese
tumulto y yo ni siquiera iba vestida acorde a las circunstancias ya que
llevaba un vestido blanco corto en vez de haberme puesto unos vaqueros
mucho más apropiados para ese tipo de eventos.
Total que el concierto comenzó entre
ensordecedores gritos del líder del primer grupo que saltó al escenario
para goce de todos los jóvenes que allí se congregaban y que vitoreaban y
saltaban al ritmo de la batería.
No paraba de entrar más y más gente en aquel
abarrotado local y cada vez estábamos más apretujados, podía notar como a
mis espaldas alguno se apretaba a mí más de la cuenta aprovechando la
situación, pero lejos de decirle nada a Cesar intenté concentrarme en el
concierto y disfrutar dentro de lo posible.
El calor era sofocante y apenas se podía
respirar entre el gentío. Para colmo los chavales que estaban detrás de
nosotros se quitaron las camisas y cuando volví mi cabeza estaba rodeada
de torsos desnudos y sudorosos.
El grupo, formado por seis o siete chicos me
miraban y se reían por mi cara de
susto. El más cercano a mí me sonrió y me ofreció dar un trago a su botella de
cerveza que con una forzada sonrisa rechacé. Cesar estaba a mi lado y no me
soltaba la mano pero era ajeno a lo que pasaba a mí alrededor.
susto. El más cercano a mí me sonrió y me ofreció dar un trago a su botella de
cerveza que con una forzada sonrisa rechacé. Cesar estaba a mi lado y no me
soltaba la mano pero era ajeno a lo que pasaba a mí alrededor.
Cada vez me adaptaba mejor a la ensordecedora
música cuando
uno de los chicos del grupo me dijo al oído:
uno de los chicos del grupo me dijo al oído:
- Oye tienes un polvazo...
Yo me hice la desentendida, no quería
problemas, sabía lo celoso que se pondría Cesar y no le contesté. Pero él
insistió:
- Digo que estás muy buena...
Volví a hacerme la sorda y dejar pasar
aquellos comentarios como si no fueran conmigo. Pero como aquel chico no
tenía bastante colocó una de sus manos en mi culo y empezó a sobármelo descaradamente,
di un bote y Cesar me preguntó:
- ¿Qué pasa?
- Nada, nada....
En buena hora nos metimos en aquel lugar,
pero ¿cómo no nos
habíamos marchado cuando llegamos a la puerta?
habíamos marchado cuando llegamos a la puerta?
La mano del chaval volvió al ataque, me puse
de costado y le dije con cara seria que se parase si no quería
problemas.... Aquello pareció divertirle aún más y se lo comentaba a sus
amigos que reían a carcajadas...
Volvió a comentarme al oído:
- Te voy a follar bonita, te la voy a meter
hasta el fondo....
Me volví, puse mi cara lo más seria que pude
y le contesté:
- Párate ya, si no quieres que se lo diga a
mi novio... ¿vale?
A todo esto Cesar seguía de mi mano pero sin
percatarse de nada, seguía mirando tranquilamente el concierto.
- Díselo a tu novio, así aprenderá como se
folla a una rubia como tú. - insistió mi acosador.
Volví mi mirada hacia delante, más asustada
que otra cosa, ya que imaginaba que como Cesar se diera cuenta de todo,
aquello podía terminar en algo muy desagradable para nosotros, pues los
chicos eran seis o siete...
- Oye ¿el culito lo tienes virgen?
Otra vez hice oídos sordos....
- Me gustaría metértela por ese culito y que
vieras como entra una polla de verdad....
Sus palabras cada vez más fuertes estaban
empezando a ponerme cachonda de verdad, yo quería concentrarme en el
concierto y olvidarme todo, pero el chico continuaba una y otra vez, para
colmo su mano volvía a sobarme el culo pero esta vez apretujando mis
posaderas con toda la cara del mundo, le daba igual todo, seguramente de
lo medio borracho que andaba ya. Yo no entendía muy bien que pasaba dentro
de mi cuerpo, pero lejos de rechazar a aquel extraño, sentía cierta
sensación de gusto por sus palabras, por su atrevimiento, por sus caricias....
- Muñeca, debes tener el coño bien mojadito
¿a qué sí?
Cesar me miraba de vez en cuando y me
sonreía, ajeno totalmente a la situación, ¡si tú supieras! - pensaba yo...
El chico se apretujó contra mi cuerpo y podía
notar su abultado paquete contra mi culo, sus manos fueron subiendo de mi
culo por mi cintura para llegar a mis pechos que comenzó a acariciar por
los costados, para luego tocarme las tetas a placer, primero suavemente y
luego con más fuerza hasta pellizcarme los pezones por encima de la tela
del vestido. Como yo no llevaba sujetador el contacto de sus manos contra
mis tetas era delicioso para él y también, aunque me pesara, era delicioso
para mí.
Intenté por todos los medios separarme de él:
- Párate ya, cabrón.. - le corté quitándole
las manos de encima bruscamente.
Entre todo el lío Cesar al fin se dio cuenta
que algo sucedía:
- ¿Qué pasa?
- No, nada, que me han empujado... - contesté
quitando importancia al asunto para evitar males mayores.
Cesar se volvió hacia los chicos:
- Oye tener cuidado, no molestéis ¿eh?
El chico que estaba detrás de mí se
envalentonó y también se encaró con mi novio.
- ¿Que dices mamón de mierda? ¿Quieres ver cómo
te pego dos hostias?
Agarré fuertemente la mano de Cesar, porque
sabía que iba a empezar un follón que se iba a descontrolar.
A ver, venga, empieza ¿a qué esperas? - se
ponía todo gallito Cesar.
- Déjalo cariño, por favor... solo me han
empujado, sigamos viendo el concierto, no les hagas caso, por favor no te
metas en líos. - me interpuse entre él y los chicos porque sabía que
saldría mal parado, si es que siempre se lo digo que tiene la boca muy
grande y luego no es consciente del peligro que corre.
Las aguas se calmaron, al menos
momentáneamente, ya que el tipo volvió al ataque volviendo a susurrarme
cosas al oído.
- Lo que le pasa a tu novio es que no se le
pina, por eso te tiene desatendida, lo que tú necesitas es un buen rabo, tenías
que ver que pedazo de polla tengo yo para darte.
Yo tragaba saliva y esta vez ya no me volví
para evitar que la cosa acabase en pelea. Yo ya no sabía qué hacer, si se
lo decía a Cesar se podía armar un buen follón, si me callaba estaba a
expensas de lo que me hiciera a aquel tipo... Era mejor no hacerles caso,
así depondrían su actitud, pero, ¡qué equivocada estaba!
Otra vez mis tetas fueron rodeadas por sus
potentes brazos, mientras seguía susurrándome al oído.
- Verás que polvo te voy a echar, vas a ver
las estrellas, bomboncito.
Me volví hacia Cesar y le pedí que nos
fuéramos de allí.
Ahora no cariño - me contestó - va a salir un
grupo muy bueno y cuando acabe nos vamos ¿vale?
Estaba metida en un buen lío del que seguro
no podría salir bien parada, hice de nuevo oídos sordos a todo lo que me
decía aquel chico pero él insistía una y otra vez.
- Me gustas mucho rubita, tengo el rabo como
una piedra, verás que polvo te voy a echar...
Entre sus frases y sus sobeteos a mis tetas,
que cuando me las acarician como él lo estaba haciendo, toco fondo, ya no
podía evitar sentirme cachonda y como mis pezones se ponían cada vez más
duros.
- Vaya tetas que tienes nena, casi no me
caben en la mano, duras, redondas, como a mí me gustan...mmmmmm, vaya pezones
más duros....
Cerré los ojos, pues el gusto me iba en
aumento, los latidos
de mi corazón se aceleraban y mi chochito empezaba a humedecerse, no podía
evitarlo, quería que todo aquello acabase pero por otro lado deseaba que no tuviera fin.
de mi corazón se aceleraban y mi chochito empezaba a humedecerse, no podía
evitarlo, quería que todo aquello acabase pero por otro lado deseaba que no tuviera fin.
Tan abarrotado estaba aquel pabellón, que
aunque Cesar mirase de vez en cuando, estábamos muy pegados y no podía ver
nada de lo que sucedía. De vez en cuando yo le apretaba la mano ya que no
podía tenerme casi en pie debido a las caricias que me estaba
proporcionando aquel extraño.
Las manos de aquel tipo volvieron a mi culo y
siguieron con su labor de sobar y sobar sin cortarse un pelo, pero más
allá llegó su atrevimiento cuando una de sus manos se introdujo por debajo
de mi vestido y comenzó a acariciar la parte interna de mis muslos. Se me
escapó un suspiro.
- Mmmmm, que muslos tienes, suaves, como
terciopelo. Verás qué bien lo vamos a pasar... - volvió a susurrarme el
muchacho.
De pronto noté como hurgaba en mis braguitas,
desde luego que se proponía quitármelas el muy cabrón, yo intentaba
moverme para separarme de él, pero lo hacía con movimientos no muy
descarados para que Cesar no se percatara de nada, si en algún momento les
pillaba, la cosa acabaría en pelea.
- Déjame quedarme con tus bragas bonita, al
menos tendré un recuerdo tuyo ¿no?- me decía el tipo mientras seguía
intentando bajármelas.
Yo me resistía y me sostenía mis braguitas
por encima del vestido con la mano que tenía libre, pues la otra estaba de
la mano de mi chico.
- Para ya, por favor... - suplicaba yo y
poniéndole cara de pena.
El tío seguía en su intento cada vez con más
voluntad, metió sus dedos en mis caderas bajo mi vestido y tiraba de mis
bragas hacia abajo mientras todos sus amigos parecían divertirse y se
reían sin parar. La situación les debía parecer muy cómica, pero yo estaba
asustada, aunque al mismo tiempo esa situación me provocaba un gusto
tremendo, me odiaba a mí misma porque el placer me invadiese, pero era inevitable,
¡estaba atrapada!
En el tira y afloja de bajarme las bragas, el
tío lo hizo por ultima vez de un tirón que en el forcejeo llegó a rasgar
parte de la tela de la prenda, eso pareció gustarle, así que en vista de
que bajarlas le resultaba difícil, lo que intentaba ahora era
arrancármelas, tiraba una y otra vez hacia él y mis braguitas iban
rajándose cada vez más, las costuras iban cediendo y las braguitas se
pegaban a mi piel, al mismo tiempo la tela se metía en mi coñito y eso me
proporcionaba más gusto todavía, siguió tirando y tirando, hasta que las rasgó
por completo llegando a hacerme daño, quedando prácticamente en una tira pegada
a uno de mis muslos, pero el chico dio un último tirón y al fin me las arrancó
de cuajo, haciéndome tambalear hasta llegar a empujar al que tenía delante.
Cesar volvió a percatarse de algo, pero no
entendía muy bien de que iba todo aquello:
- ¿Qué te pasa? - volvió a preguntarme...
- Nada, nada, que he tropezado.- contesté
azarosamente.
Aquel tipo había conseguido arrancarme las
bragas y ahora se las iban pasando entre todos y olisqueándolas como gatos
en celo.
Yo sentía como el aire fresquito se colaba
por debajo de mi vestido, que era la única prenda que llevaba sobre mi
piel.
De nuevo aquel muchacho introdujo sus manos
bajo mi vestido subiendo por la parte exterior de mis muslos.
- Mmmmmm, qué caderitas, que culo tan
suave....
Yo cerraba los ojos y aquella sensación me
tenía confundida, parecía todo un sueño, pero era real, demasiado real
como para poderlo evitar.
Cesar, por favor, vámonos - le supliqué de
nuevo a mi novio.
Espera un poco, media hora y nos vamos ¿vale?
Es que tengo mucho calor....
No me hacía caso, estaba destinada a caer en
las manos de aquellos desconocidos sin desearlo ¿o realmente lo deseaba?
- ¿Tienes calor preciosa? - me decía el tío -
Yo voy a apagar ese fuego, verás...
Esta vez sus manos se metieron por la cara
interna de mis muslos y comenzó a subir su mano, notaba su calor y su sudorosa
mano ascendiendo centímetro a centímetro en mi piel. De pronto noté como
uno de sus dedos llegó a mi sexo. Se detuvo, acarició mis ingles
lentamente, hasta que su dedo acarició mi húmeda rajita pudiendo captar mi
calor. Volvió a mi oído y me dio un pequeño mordisco en el lóbulo de la
oreja mientras me susurraba:
- Vaya.... estas caliente, bien caliente y
mojada, verás que bien te entra mi dedo....
Se volvió a sus amigos:
- Esta zorrita esta que se funde....
Su dedo siguió jugando con mis ingles, con
mis pelitos y de pronto se introdujo en mi vagina sin apenas dificultad,
debía ser su dedo corazón, muy largo por cierto.
Fue inevitable que yo soltara un nuevo
suspiro y un gemido casi inaudible.
El vestido se me pegaba por el sudor y con su
mano libre seguía palpando mi culo, mi cintura y a continuación volver a
restregar sus dedazos entre mis tetas. Yo miraba de reojo a Cesar pero no
se daba cuenta de nada, pobrecillo... me estaban metiendo mano de lo lindo
y él mirando al tendido como si nada.
El habilidoso dedo de aquel desconocido se
introducía una y otra vez en mi coñito, proporcionándome un gusto
tremendo.
- Vaya coñito tan estrecho, que rico, que
rico... -me repetía una y otra vez al oído.
El tío dejó de tocarme de repente, por un
momento creía que todo había terminado, pero no era así, estaba hablando
con sus amigos y preparando alguna otra estratagema. Efectivamente, hizo
colocar a sus amigos tapando a Cesar para asegurarse de que no veía nada,
además como la gente bailaba y saltaba, tropezábamos una y otra vez y
aquello parecía formar parte del tumulto de gente.
El chaval volvió al ataque pero esta vez no
era su mano la que estaba entre mis muslos, era su aliento el que notaba
en mi culo, al principio cerré las piernas, pensaba que aquello había ido
demasiado lejos y quería detenerlo, al menos en parte, ya que cuando su
lengua rozó mis glúteos creí morirme, pero más aún cuando con sus manos
separaba mi culo y esa misma lengua exploraba mi agujerito posterior,
entonces sí que había perdido totalmente los papeles, estaba totalmente
entregada. En un abrir y cerrar de ojos aquel chico estaba bajo mis
piernas chupándome lo más íntimo de mi cuerpo, iba del culo a mi coño una
y otra vez, cuando su lengua rozó mi clítoris, un pequeño grito se escapó
de mi garganta, afortunadamente parecía sordo, pues en el griterío de la
gente apenas nadie lo oyó y mucho menos Cesar que seguía agarrado de mi
mano y moviéndose al ritmo de la música.
Otra vez aquella maravillosa lengua exploraba
mi conejito, instintivamente yo habría más mis piernas y la desconocida
lengua continuaba jugando con mi clítoris hasta que inevitablemente me
vino un orgasmo intenso y maravilloso. Tuve que apoyarme en el de delante
que tampoco se enteraba de nada.
El tipo salió de debajo de mi falda y volvió
a chuparme en la oreja al tiempo que me decía.
- Mmmmm, que coño más delicioso tienes.... ¿Qué
tal? Lo has pasado genial ¿no?, ahora verás que tengo una polla como una
piedra, no como la de tu novio.
Levantó la parte de atrás de mi vestido y
noté como algo duro
y húmedo se metía entre mis muslos, sin duda que el aparato era descomunal. Bajé mi mano libre y le agarré de la punta con mis dedos, comencé a jugar con esa maravilla de polla y la restregaba una y otra vez contra mi sexo. Nuestros jugos se mezclaban y él no dejaba de chuparme y morderme en el cuello. ¿Qué me estaba pasando? ¿Por qué había llegado hasta allí...? No podía parar, estaba como una moto.... Estaba cachondísima y deseosa de que aquel potente miembro se introdujera dentro de mí, comencé a masturbarle con mi mano por debajo de mis piernas, notaba como su capullo sobresalía de mis dedos, él hacía movimientos hacia atrás y hacia delante para favorecer la maniobra.
y húmedo se metía entre mis muslos, sin duda que el aparato era descomunal. Bajé mi mano libre y le agarré de la punta con mis dedos, comencé a jugar con esa maravilla de polla y la restregaba una y otra vez contra mi sexo. Nuestros jugos se mezclaban y él no dejaba de chuparme y morderme en el cuello. ¿Qué me estaba pasando? ¿Por qué había llegado hasta allí...? No podía parar, estaba como una moto.... Estaba cachondísima y deseosa de que aquel potente miembro se introdujera dentro de mí, comencé a masturbarle con mi mano por debajo de mis piernas, notaba como su capullo sobresalía de mis dedos, él hacía movimientos hacia atrás y hacia delante para favorecer la maniobra.
Yo no aguantaba más y él parecía que tampoco.
- Quiero metértela, quiero follarte, vas a
ver como entra un hierro candente en ese agujerito....
La posición casi no lo permitía, ya que los
dos estábamos de pie y yo tampoco podía inclinarme mucho hacia delante
pues ni había espacio y podía resultar sospechoso para Cesar, en cambio
deseaba con todas mis fuerzas que me follaran, lo necesitaba.
Seguimos jugando, yo con mis dedos acariciaba
su glande y los pliegues de la piel de su impresionante polla, él me
mordía en el cuello y apretaba su pelvis contra mi culo, el contacto de su
piel contra la mía era impresionante. Nuestras respiraciones iban en
aumento y nuestro gusto también.
El tío volvió a susurrarme.
- Te la tengo que meter, te tengo que follar,
aunque sea lo último que haga en mi vida.
Eso me encendía aún más y se me ocurrió la
brillante idea de decirle a Cesar:
- Cariño, tengo que ir al lavabo, no me
aguanto...
- ¿Ahora?, pero si no vas a poder llegar,
esto está a tope - me contestó.
- Es que no me aguanto...
- Vale, te acompaño.
- No, no, ya voy yo sola, sigue viendo el
concierto, así iré corriendo, no te preocupes.
- ¿Sola?
- Si, si, no te preocupes...
Así fue como me pude librar por un momento de
él, estaba fuera de mis cabales, me estaba comportando como una chiquilla
pero no me importaba nada ni nadie, quería sentir aquella polla dentro de
mí, así que me di la vuelta, tomé de la mano a aquel tío que me había
puesto tan caliente y salimos corriendo entre el gentío hacia los baños.
Sus amigos nos acompañaron, pues no querían perdérselo.
Nos costó lo suyo abrirnos camino entre tanta
gente, pero al fin lo conseguimos, yo estaba como una moto y no me
importaban nada los golpes y roces que nos dábamos al pasar entre tanta
gente. Al fin llegamos a los servicios, los de las chicas estaban
completos y había fila, entramos en el servicio de los hombres y tan solo
había dos chicos. Mi acompañante les dijo algo que les hizo salir de allí
sin rechistar, y sus amigos hicieron guardia en la puerta para que nadie
nos molestase. Allí mismo en el centro de aquel maloliente lugar comenzó a
meterme mano por todos lados, esta vez sin ningún impedimento y yo
naturalmente me dejé hacer. Nos besamos como dos condenados, jugando con
nuestras bocas y nuestras lenguas, su mano se metía bajo mi vestido y
acariciaba los pelitos de mi pubis, luego su dedo jugaba con mis labios vaginales...
- Fóllame, fóllame. - le rogué.
Abrimos la puerta de uno de los urinarios y a
pesar de estar mugriento no me importó lo más mínimo, estaba tan deseosa
de ser poseída por aquel extraño que no me importaba nada. El tío se bajó
los pantalones hasta los tobillos quedando desnudo frente a mí, me encantó
ver su torso desnudo y sudoroso, su polla completamente en erección y una
cara de vicio fuera de lo normal. Empezó a desabotonarme el vestido, lo
hacía con tanta rudeza que me arrancó dos botones, tuve que terminar yo de
quitármelo para evitar salir medio desnuda de allí. Lentamente me solté
todos los botones de mi pequeño vestido hasta quedarme completamente
desnuda frente a aquel desconocido y sus cinco amigos que estaban a las
puertas de ese pequeño recinto para no perderse detalle.
- Ostras tía, que buena estas.... que pedazo
de cuerpo.... - repetían todos.
El tipo se quedó mirándome de arriba abajo,
admirando mi desnudez. Su polla apuntaba al techo y yo la deseaba tener
dentro de mí cuanto antes. Le entregué el vestido a uno de sus amigos y me
agaché frente a su polla, comencé a jugar con ella, la tomé por su base
con mi mano y con mi lengua subía y bajaba por su parte externa, él cerraba
los ojos y yo le sonreía.
- Como me pones pedazo de puta....
Sus palabras podían sonar de lo más groseras
en otro momento, pero a mí me encantaba oírlas, realmente me sentía como
una puta y en ese momento lo era.
Seguí jugando una y otra vez con su erguida
polla hasta que me suplicó que me la metiera en la boca, no le hice sufrir
mucho más y empecé a hacerle una mamada monumental, aquel enorme
instrumento desaparecía dentro de mi boca hasta llegar a mi garganta y mi
cabeza subía y bajaba una y otra vez, de vez en cuando me la sacaba de la
boca para observarle y dedicarle una maliciosa sonrisa.
- Sigue zorra, sigue... que te gusta
comértela... qué bien lo haces....
Seguí un buen rato dale que te pego
comiéndome aquel enorme falo, recreándome con él, hasta que el tío se
sentó sobre la taza del wáter y me dijo:
- Ahora súbete aquí muñeca que vas a ver lo
que es tener una polla bien adentro.
Obedecí como una niña buena, me incorporé, me
di la vuelta dándole la espalda y abriendo mis piernas todo lo que pude al
tiempo que me agarraba a las paredes de ese habitáculo, me senté sobre
aquel excitado muchacho, agarré la punta de su miembro con mis dedos y lo
orienté hacia mi coñito, primero lo pasé de arriba abajo por mis labios
vaginales y mi cuerpo se estremecía por esa sensación de gusto que no
podía detener, de un golpe me senté sobre él sintiendo como se metía
centímetro a centímetro dentro de mí. El gusto era increíble...
- Ahhhhh, Dios, que gusto..... - gemía yo.
Empecé a cabalgar sobre aquel poderoso
miembro viéndolo desaparecer dentro de mi chochito, parecía increíble que
aquello entrase con tanta facilidad, pero yo estaba tan cachonda y tan
mojada que me entraba de todo. El chico me apretujaba las tetas mientras
su pelvis se movía hacia atrás para luego apretar e intentar atravesarme
con su caliente daga. Nuestros cuerpos sudaban, nuestras lenguas se
enredaban y nuestros cuerpos se fundían en un magnífico polvo.
- Toma, toma, toma... - repetía una y otra
vez mientras me penetraba.
Los músculos de mi vagina se apretaban contra
su poderoso miembro y mis manos se aferraban a las paredes, sus amigos nos
jaleaban sin parar y se masturbaban delante de mí, la vista era
espectacular, ver a cinco tíos delante haciéndose una paja era
maravilloso.
El tío me seguía follando con gran maestría,
todo su cuerpo se arqueaba, se echaba hacia atrás para volver a clavármela
bruscamente...
- Si, si, fóllame, fóllame... -gritaba yo.
El espectáculo debía ser increíble y los
chicos no se limitaban únicamente a masturbarse, pues comenzaron a
acariciar mis muslos, mis tetas, mi coño... Yo cerraba los ojos e
intentaba sentir todas esas caricias que me maravillaban. No pude aguantar
más y dando fuertes resoplidos tuve un orgasmo en medio de jadeos y
gemidos.
En pocos segundos estaba rodeada por los seis
chicos, uno me estaba follando y de qué manera, otro me chupaba las tetas,
otro los muslos, alguno hasta mis pies... que gozada, que maravilla...
- Uff, ufff... Guaauuuu... - resoplaba el que
tenía debajo y que me estaba penetrando hasta las entrañas.
El muchacho seguía en su empeño de
destrozarme y vaya si lo hacía bien, sus músculos se tensaban y sus
dientes mordían mi cuello, yo miraba hacia abajo para ver desaparecer su
preciosa polla dentro de mi coñito insaciable.
De pronto frenó en seco, dio una última
embestida dentro de mí y se corrió abundantemente dentro de mí mientras
repetía una y otra vez:
- Que polvo, que polvo, Dios, que bien
follas.....
Giré mi cabeza y seguí besándole mientras él
permanecía inmóvil y sintiendo los últimos coletazos de una larga corrida
dentro de mi coño. Yo no quería que acabase tan pronto, necesitaba más y
más y más, estaba tan caliente que no tenía suficiente con ese polvo.
El tipo me agarró por las axilas y nos
separamos al tiempo
que les decía a sus amigos:
que les decía a sus amigos:
- Joder como folla esta tía, ir pasando por
taquilla que os va a destrozar...
Ni cortos ni perezosos fueron sentándose uno
por uno sobre la taza del wáter y yo sobre cada uno de ellos para sentir
sus grandiosas y juguetonas pollas juveniles.
El primero, el segundo, el tercero, el cuarto
y el quinto fueron pasando por la piedra y con cada uno de ellos yo gozaba
más y más, me hicieron correrme varias veces, en unos polvos de los más
salvajes. Mientras uno me follaba los otros me acariciaban, me mordían, me
besaban, me chupaban por todos lados...
Mi primer acosador y líder del grupo jaleaba
a sus amigos:
- Follarla bien, darle caña, que está
necesitada....
Ellos se animaban más y más y al mismo tiempo
yo estaba en la gloria, nunca me habían hecho gozar de esa manera.
- No pares, no pares, que esa puta no tiene
bastante... - repetía el líder al amigo que yo tenía debajo.
Así terminaron todos bastante agotados, incluida
yo, porque a pesar de tener todos los músculos agarrotados y mi sexo más
que irritado, quería más y más, follar a lo salvaje como nunca había
hecho. En vista de que mis pensamientos parecían ser leídos por mi primer
amante, alcanzó a decirme:
- Verás bonita, ahora te voy a meter este
pollón por el culo
y vas a ver las estrellas...
y vas a ver las estrellas...
Me asusté, francamente, ya que apenas lo
había intentado una vez con mi novio y no fue muy gratificante, pero por
otro lado quería pasar por ese nuevo reto y ser sodomizada era lo que más
deseaba en ese momento, pobre de mí, me había convertido en una muñeca, en
un títere de todos aquellos chavales.
Me hizo tumbarme boca abajo sobre la taza del
wáter y apoyar mis manos contra la pared, escupió sobre sus dedos y me
restregó la saliva por mi estrecho culito, primero un dedo, luego dos y
hasta tres, lo que hizo que mi agujerito se dilatara rápidamente.
A continuación colocó su glande entre
mis posaderas y empezó a forzar la entrada suavemente, hasta que la cabeza
de su enorme miembro entró por completo. Yo chillaba, el dolor era punzante,
pero poco a poco mi esfínter se iba relajando, para convertir ese dolor en
un gusto que iba en aumento. Él continuó metiendo solo la punta mientras
me agarraba por las caderas. Después seguía apretando para que centímetro
a centímetro se fuera colando. Mis gritos debían ser ensordecedores,
aunque dudo que nadie, aparte de los que estábamos allí, pudiera oírlo
pues la música del concierto tapaba cualquier otro ruido.
- Bien bonita, ahora vas a ver cómo te entra
toda en ese precioso culo.... - me dijo.
Me agarró fuertemente del pelo, tiró hacia él
y de un golpe me acabó de meter todo su aparato en mi dolorido culito.
Creo que perdí la noción del tiempo, no sé si incluso llegué a perder el
conocimiento, pero de pronto todos mis dolores y escozores desaparecieron
para experimentar un gusto que desconocía. Mi espalda se arqueaba y mis
caderas se movían al compás para recibir esa daga detrás de mí. De verdad
que estaba viendo las estrellas y yo le repetía:
- Sigue cabrón, sigue.... párteme el culo....
Él seguía mis instrucciones y no dejaba de
bombear mientras tiraba de mi pelo. Mi vello se ponía de punta y un
escalofrío recorría todo mi cuerpo, llegué a no sentir mis dedos, mi cara
ardía, era una sensación extraña, pero notaba como se acercaba un orgasmo
diferente, empecé a gemir fuertemente, cada vez más fuerte, hasta llegar a
gritar, a decir cosas sin sentido, a insultar a todos los que me rodeaban
y ese orgasmo me invadió desde la cabeza a los pies... fue increíble. El
tipo se corrió dentro de mí casi al mismo tiempo que yo, hasta que sus
piernas no le sostuvieron y cayó sobre mi sudorosa espalda.
Sus amigos para no ser menos quisieron probar
de aquel manjar y uno por uno me terminaron de destrozar el culo con sus
largas, cortas, gruesas y estrechas pollas.
Me dejaron tirada allí en medio de aquel
maloliente lugar, sin ni siquiera despedirse de mí, tan solo riéndose y
jactándose de haberse tirado a una tía con toda la facilidad del mundo.
Mi cabeza daba vueltas, me sentía muy mal,
sudorosa, sucia por dentro y por fuera, completamente desnuda sobre aquel
asqueroso wáter después de haber sido follada y sodomizada con ganas por
seis chavales, sin haberlo buscado, sin ser premeditado, pero comprendí
que había caído en la trampa del placer, sin apenas darme cuenta y por una
parte sentía remordimientos, pero por otra recordaba el gusto que había
soportado y había merecido la pena, al menos como una experiencia que no
voy a olvidar y creo que nunca más podré repetir....
Me puse mi vestido sobre mi desnudo y sucio
cuerpo y cuando volví en busca de Cesar, éste ya no estaba, supongo que
después de haber tardado más de una hora, estuvo buscándome por los
servicios de chicas, pero entre el gentío no podíamos encontrarnos ni yo a
él ni el a mí.
Salí a la calle y fui andando con la vista
ida, perdida, desorientada, era como si hubiera vivido un terremoto. Hasta
que llegué a casa y me metí en la bañera no me di cuenta de lo que había
sucedido realmente....
Ver También: Tips, Consejos y Curiosidades - Sexo y Salud - Relatos Eroticos
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